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Distorsiones cognitivas más comunes:
1. Pensamiento todo o nada. Se trata de un pensamiento perfeccionista, el cual ve las situaciones de color blanco o negro, sin tomar en consideración que existen términos medios o grises.
2. Generalización excesiva. Considerar una situación o experiencia negativa vivida y dar por hecho que va a repetirse siempre. Por ejemplo, una persona va por primera vez a trotar y se cae, y desde entonces nunca más vuelve a trotar, porque da por hecho que siempre ocurrirá lo mismo.
3. Filtro mental. La persona tiene la facilidad de centrar su atención, ante una situación, sólo en el elemento negativo que ha acontecido, despreciando los elementos positivos.
4. Descalificación de lo positivo. Se rechazan las experiencias positivas o neutras, y se convierten en negativas. Por ejemplo, consigue un nuevo trabajo y piensa «he tenido suerte», sin tener en cuenta su experiencia laboral, ni sus cualidades personales.
5. Conclusiones apresuradas. Hacer conclusiones negativas sin que haya datos objetivos que las justifiquen. Hay dos tipos:
Lectura de pensamiento. La persona cree saber lo que los demás piensan sin preguntárselo, y dando por hecho que son verdades absolutas. Se generan hipótesis acerca de por qué las personas se comportan de una manera determinada. Por ejemplo, «seguro que lo hiciste para reirte de mi».
El error del adivino. Hacer premoniciones erróneas acerca de posibles acontecimientos nefastos que ocurrirán en un futuro. En la mayoría de los casos no llegan a suceder.
6. Magnificación o minimización . Exagerar los fracasos y minimizar los éxitos.
7. Razonamiento emocional. La persona interpretar los estados de ánimo como si se trataran de verdades objetivas. Por ejemplo, en una exposición o explicación de algún tema, se queda en blanco o se equivoca, en ese momento puede pensar «me siento estúpido», por tanto «soy estúpido». Pero lo que pienso no es lo que soy!
8. Enunciaciones «debería». La persona intenta motivarse con frases que incluyen el «debería»; cuando el efecto es el contrario, este tipo de «motivaciones» sólo causa culpabilidad y frustración. Vamos a extinguir todas aquellas frases que incluyan «debería» o «tendría», debido a que sólo nos hacen volver al pasado y recordar las cosas que no hemos hecho. Es hora de salir de los pensamiento exigentes y perfeccionistas.
9. Etiquetación. La persona tiene la tendencia a colocarse etiquetas negativas. Por ejemplo, voy caminando por la acera, derepente me caigo delante de todos los que me acompañan y me digo en mi pensamiento «soy un torpe» «soy un estupido». Resultando ser que lo pensado en un momento determinado no significa lo que somos, ni lo que valemos como persona.
10. Personalización. La persona se culpabiliza por los propios actos, y además se cree el responsable de las cosas malas que les ocurre a los demás; siendo en realidad que se deben a un elemento externo del cual no se es responsable. Por ejemplo, me encuentro con una amiga y tiene cara de pocas amigas (molesta), entonces pienso que está enfadada conmigo e inmediatamente pienso «algo le habré hecho».
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Excelente artículo, recomiendo leerlo…
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